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Una joya en la historia de la arquitectura en Sologne.

Corazonada

02/01/2020

Construido a finales del siglo XV, el castillo de Moulin es uno de los pocos vestigios de la transición entre la Edad Media y el Renacimiento. Apodado la 'perla de Sologne', este monumento histórico, que nunca fue alterado, es probablemente uno de los más bellos castillos en venta en Francia. En cualquier caso, es uno de los más interesantes desde el punto de vista arquitectónico.

Primero hay que tomar en cuenta su ubicación. En el corazón de la Sologne, rodeado por sus fosos, y protegido de miradas indiscretas gracias a su parque de 39 hectáreas, el castillo de Moulin recuerda irresistiblemente a sus primos, los castillos del Loira.

Luego viene su historia. Está perfectamente documentada, a tal punto que conocemos el nombre de su arquitecto, ya que se conserva el registro escrito de su intervención. Sin olvidar a su primer dueño, un caballero provincial que vivió una historia de novela, y que incluso le salvó la vida del rey de Francia.

En un dominio forestal preservado, dedicado a la caza y al arte de vivir, se accede a la propiedad a través de un discreto camino, a 10 km de Romorantin-Lanthenay (Loir y Cher), a dos horas y media de París por carretera. Su fachada, sus techos, la sala de guardia, la capilla y sus murallas han sido clasificados como Monumento Histórico desde 1927, pero todo el castillo y sus tierras constituyen un verdadero patrimonio histórico de Francia. La construcción comenzó a finales del siglo XV, a pedido de Philippe Moulin, un señor y escudero de la Sologne, cuyos orígenes son poco conocidos, así como su fecha de nacimiento. Por otro lado, se ha comprobado que en octubre de 1490 recibió la autorización para construir una 'residencia fortificada' dotada de 'torres, barbacanas, aspilleras, cresterías y puentes levadizos, a fin de que, en tiempos de guerra, su familia y sus bienes estuviesen bien protegidos'. Philippe du Moulin obtuvo al mismo tiempo el derecho a ejercer la justicia señorial en sus tierras, lo que demuestra su rango en la corte. Su eminente posición se consolidó en 1495 durante la primera guerra de Italia, cuando salvó la vida del rey Carlos VIII en la batalla de Fornovo, lo cual le valió el título de caballero.

A decir verdad, se intentó desde el principio darle al castillo la apariencia de una fortaleza, a fin de demostrar el poder de su propietario. Porque Philippe du Moulin sabía perfectamente que los muros de 50 a 80 cm de grosor, como los de las cortinas y torres de esquina, no podían resistir a los cañones que ya se utilizaban en esa época. Iniciada en 1480, la construcción del castillo de Moulin duró 22 años, concluyendo en 1502.

Es probablemente un ejemplo único de esas residencias construidas a finales del siglo XV, que anunciaban el Renacimiento por la sofisticación de su diseño, sin haber renunciado aún totalmente a los atributos de la fortaleza. ¡Esta propiedad es aún más interesante pues se ha conservado en un estado bastante similar al que tenía al final de su construcción! A pesar de que en el siglo XVII sus murallas fueron derribadas, así como 3 de sus 4 torres de esquina, los dos edificios restantes, ubicados en ángulo recto, están prácticamente intactos. La única modificación notable fue la que transformó al puente levadizo en puente fijo.

Otra particularidad de este castillo, que se ha descubierto gracias a los archivos municipales de Romorantin-Lanthenay, es que fue construido por el arquitecto Jacques de Persigny. Un documento de la época indica que en el año 1500, este 'maestro constructor trabajaba en Moulin' y debía recibir 'doce sous y seis deniers' por una obra realizada en paralelo en las torres de la ciudad.

Château du Moulin en Sologne

 

Símbolos escondidos en la piedra

Una vez atravesado el puente fijo que permite el acceso al castillo, el aspecto medieval y defensivo da lugar a un patio abierto y luminoso. Las paredes están construidas con ladrillos de color rosa anaranjado, con decorados en forma de rombo, adornados con curiosas figuras geométricas: en el muro occidental se observa una rueda de molino de agua estilizada, y en el muro sur se distingue un motivo simbólico que forma tres barreras de protección contra hechizos y enfermedades. Evidentemente, a Philippe du Moulin le gustaban este tipo de símbolos, que había insertado en diversos lugares de la propiedad, especialmente en el marco en torno a su escudo de armas, sobre la puerta principal de la fortaleza. Algunos fueron destruidos durante la Revolución Francesa, pero un visitante atento se deleitará con el descubrimiento de estos vestigios de la historia del castillo. Ya sea por azar o por voluntad del propietario, uno de los símbolos descritos por los ladrillos, una especie de rayuela, se llamaba en la Edad Media el 'juego del molino'...

De la realidad a la leyenda

Philippe du Moulin murió en 1506, pero el castillo que lleva su nombre permaneció en su familia directa hasta el año 1900. En 1901, fue comprado por Marcel Compaignon de Marchéville, quien emprendió 14 años de restauraciones para convertirlo en un hogar familiar, agradable y confortable. Se instalaron todas las comodidades modernas (baños, calefacción central, teléfono, etc.) y se lo decoró aprovechando todo lo que la Sologne podía ofrecer en materia de muebles de época. El castillo renació, y dos generaciones después, en 1953, se permitió el acceso a los visitantes.

Sus actuales propietarios, que descienden de Marcel Compaignon de Marchéville, han mantenido al Castillo du Moulin con la misma pasión por su historia... y sus numerosas leyendas. Esta es probablemente una de las más inquietantes:

Durante la construcción, Philippe du Moulin hizo edificar un cuarto secreto, al cual se accedía a través de un pasaje subterráneo. Para mantener su ubicación en secreto, le habría vendado los ojos al trabajador a cargo de las obras, pero a la larga, el obrero finalmente había sabido cómo orientarse, lo cual le habría permitido robar el contenido de dicho cuarto. Por lo tanto, Philippe du Moulin lo habría matado. Roído por el remordimiento, se habría confesado con el Papa, quien le habría ordenado como penitencia construir siete capillas. Todavía existe una de estas capillas: la del castillo. Y sabemos que hubo una segunda, de la cual queda una ventana. Pero los historiadores no logran ponerse de acuerdo sobre la ubicación de las otras cinco capillas... Cuatro de ellas, ubicadas en los alrededores, estarían relacionadas con Philippe du Moulin. ¿Pero la última? ¿Está escondida cerca del castillo? ¡Su futuro propietario seguramente estará ansioso por encontrarla!

Château du Moulin en Sologne

La propiedad, en el estado en el cual BARNES Propiedades y Castillos la pone en venta, posee una personalidad imponente, en gran medida a causa de los fosos que rodean la plataforma rectangular en la cual existe aún una torre y una torre de homenaje. A pesar de su impresionante apariencia, esta construcción posee ciertas comodidades luego de las obras de acondicionamiento realizadas el siglo pasado. Las salas de recepción (comedor y sala de estar) poseen grandes chimeneas ornamentales restauradas y cuentan con pintura murales estarcidas típicas del arte medieval. Los magníficos techos de estilo francés, que fueron pintados y decorados en el siglo XVI, se encuentran en un notable estado de conservación.

A medida que se asciende de nivel en la torre de homenaje, la decoración es más modesta. Aún así el conjunto está en buenas condiciones, a pesar de las obras de modernización que serán necesarias para que sea completamente habitable. Cada nivel tiene una superficie de aproximadamente 90 m², con 454 m² únicamente en la torre de homenaje. El châtelet de entrada se prolonga en una construcción en la cual se encuentra una antigua lavandería, una biblioteca, una sala de guardia y habitaciones a renovar. Al exterior de la plataforma rodeada por un foso, las dependencias forman un patio rectangular frente al puente fijo. Han sido restauradas y albergan antiguos establos, un garaje, cuartos de servicio y varias habitaciones.

El huerto de aproximadamente 8000 m2 cuenta con un cobertizo y una pequeña casa construida a principios del siglo XX. El jardín ha sido rediseñado con la instalación de parcelas de tamaño decreciente para dar la ilusión de una gran profundidad. En el parque de 39 hectáreas contiguas, las parcelas arboladas y los prados ofrecen una protección en torno al castillo, evitando cualquier molestia.

El Castillo de Moulin no es como cualquier otra propiedad. Depende de su futuro propietario prolongar su historia y, quién sabe, enriquecerla aún más.

¿Le ha gustado esta historia? No dude en contactar a Arthur Chalufour, responsable de este prestigioso castillo.